No niego a
las religiones, sigo buscando… Espero algún día encontrar el camino verdadero,
y seguirlo con la determinación férrea con la que ahorita sigo este.
Pero para mí
la religión verdadera debe cumplir algunos requisitos, y hasta ahorita ninguna
de las que he analizado los cumple.
Y no son
difíciles, más bien lógicos. Por ejemplo uno de los requisitos indispensables
es el que yo llamo “de no exclusividad”.
La religión verdadera no se considera única, o de lo contrario cae en la
soberbia y eso no puede ser algo digno de ninguna religión.
Y eso, de
manera automática, deja fuera a muchas de las religiones actuales, sino es que
a todas… Esas religiones que atan, que esclavizan, me desesperan. La sicología
me ha enseñado que muchas de esas ceremonias tumultuarias, de esas sesiones de
cantos frenéticos, de esas maratónicas lecturas de la biblia, pueden ser
tomadas como efectivas maneras de realizar algo muy parecido a lo que se conoce
como lavado mental… Llega el momento en que el cerebro, ante esa avalancha de
sensaciones y estímulos, se bloquea, se cierra cada vez más, y ya no es capaz
de admitir algo contrario a lo que le han repetido hasta la saciedad por lógico
que sea… Eso no me parece justo.
Y por eso
huyo y me escondo de esas religiones…
No pueden,
de ningún modo, ser verdaderas. Un Dios tan grande como el mío no necesita de
tantos circunloquios. Ama la sencillez.
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